Con motivo de la aprobación del nuevo estatuto para un estatito -con una abstención de escándalo que contrasta con la dedicación de la clase política catalana al asunto- me vino a la memoria este artículo de Kantor cuyo título propone una regla obvia, pero en la que nunca había pensado: Cataluña: Ningun Impuesto sin Representación; Ninguna Representación sin Impuesto.
Llama la atención esta decisión de los políticos de esa comunidad autónoma (elegidos por los catalanes):
Pero ese es el problema: Europa. El ambiente político catalán es mortalmente corrupto, y corresponde a un ambiente social conflictivo y a un ambiente intelectual nihilista, multiculturalista y suicida. La clase media catalana es privadamente racista y públicamente cobarde, y la histeria anti-española ha determinado que las instituciones catalanas prefieran la inmigración pakistaní y marroquí, antes que la latinoamericana. Han elegido Eurabia y han elegido la vía marsellesa.
Como consecuencia, la ultraderecha lepenista de ERC está en el Gobierno, y su nacionalismo de vía estrecha, no solo afecta adversamente el futuro de la Comunidad Autónoma: ahora nos hipoteca a todos.
Sin los Diputados catalanes en las Cortes, el resto del país continuaría en una línea atalantista, mirando a América Latina, enfrentando la invasión marroquí, y formando parte de la Europa filo-americana y de la Resistencia contra Eurabia. La economía nacional avanzaría en el camino de las reformas. Por su parte, Cataluña seguiría su camino voluntario hacia el abismo europeo, sin nuestra odiada interferencia.
Llegará próximamente un día en que, por el bien de España, exigiremos que se vayan. Adeu Catalunya.
se os va la olla, a los que somos ideológicamente cercanos, pero catalanes, nos repugna que nos tengais este desprecio. Luego no es de estrañar la confrontación
No te preocupes, los que os sintáis españoles vendréis para «lo que quede de España». Y bien recibidos que seréis, como siempre.