Por fin los han echado, después de cinco meses, y no es la primera vez que sucede. Sin embargo, no han faltado
las quejas de un señor obispo:
«On expulse pas des étrangers d’une église, c’est scandaleux (…) Je suis déçu et en colère, c’est dommage que l’Eglise se fourvoie comme ça».
¿Me puede decir alguien –incluido ese obispillo- porque a esta gente no se le ocurre ocupar logias masónicas, casas del pueblo socialistas o universidades públicas? En principio tienen en ellas apoyo político explícito, ¿no?.
A la demande de l’évêque, la justice ordonne l’expulsion d’une église
no te olvodes de las mezquitas
su,hace cinco meses que esta «ocupado»,y tu te enteras ahora,no?VAYA BULO!
¿Un bulo? Díselo al juez que ordenó la expulsión de los ocupantes. Estaría bonito que hubiera habido sentencia de expulsión y no hubiera habido ocupación.
Afina en los comentarios, Bactrio, si no quieres que te borre.
Hubo un caso de ocupacion de una iglesia en Cataluña, se dedicaron a mear la pila bautismal entre otras lindezas. Pero seguramente fue un bulo promovido por los judios, los ovnis y elvis presley alla donde este.
«Afina en los comentarios, Bactrio, si no quieres que te borre.»
o no,tio,por favor,no hagas eso.que hare yo sino sin este blogg?uy,uy,uyuy…
No fué «una Iglesia», Faycan. Por lo que sé fué «La Catedral», justo al lado del Santo Cristo de Lepanto, el de la Nao Capìtana del (cada vez más añorado) Don Juan de Austria.
El entonces Alcalde (hoy Ministro de Justicia e Industria según su juramento) Juan Clos Van Daos, se distinguió en su firme postura de «no hacer nada», haciendo «NADA» con una firmeza que debió asustar a los «ocupas», porque se fueron cuando les dió la gana y ni un segundo más tarde.
Así estan los batracios de crecidos, con timoneles tan «firmes» en los mandos de la nave no tienen nada que perder, porque ni siquiera los seguidores de la «verdadera chufa» son tan incompetentes como nuestros guias.
Coña, pues sí que estaría bien que inmigrantes cristianos ocuparan una mezquita en España… Buahhh… ya estoy viendo a los mojamés pidiendo decapitaciones mientras lloran la salvaje agresión.