Es un tópico hablar de una política de “café para todos” para referirse al siustema autonómico español. Se trataba de diluir el “nacionalismo” (es decir, secesionismo) de vascos y catalanes concediendo autonomía a La Rioja o Murcia (por poner dos ejemplos). Nadie en Logroño ni en Murcia tenía el mismo interés en el asunto (me refiero, por supuesto, al pueblo, no a los políticos profesionales), pero se contaba con que “comer y rascar todo es empezar”, especialmente si el comer es de gorra y el rascar del dinero público, que como cualquier ministra culta sabe “no es de nadie”.
En Reino Unido han aportado por la otra estrategia, la de conceder autonomías solo a quienes la piden, lo que parece, en principio, más razonable. Sin embargo, esa estrategia tiene sus problemas específicos. Así, los asuntos descentralizados que afectan a los escoceses son decididos por el parlamento escocés, elegido por los escoceses solos; sin embargo, esos mismos asuntos “descentralizados” cuando afectan a Inglaterra son decididos por el parlamento británico (el del Big Ben), en el que votan los parlamentarios elegidos por los ingleses y los escoceses…
En un principio los ingleses no sentían necesidad de un parlamento propio, porque ven al británico como su parlamento de toda la vida. Sin embargo, semejante situación no es estable a largo plazo, el nacionalismo inglés está ganado fuerza día a día, lo que pone en peligro la continuidad de Gran Bretaña. La reacción de los Laboristas -en particular, del-gilipollas-de-Blair (no puedo evitarlo) y de Brown- es cuando menos curiosa:
The solution proposed by the Labor government in Westminster, currently led by British Prime Minister Gordon Brown (a Scot) and previously by Tony Blair (also a Scot), is to dissolve England by splitting it up into nine regions, each with their own parliamentary assembly. In a 2004 regional referendum, however, the voters in the Labor-dominated North East of England overwhelmingly rejected the plan to install an elected North East Assembly. Consequently, the British government shelved its plans for the other assemblies, but this means the West Lothian dilemma has still not been solved.
Esto me recuerda al imperialismo de opereta de nuestros secesionistas. Las Provincias Vascongadas, que crearon dos “autonomías” de juguete que hicieran de colchón entre “Euskadi” y Castilla (Cantabria y La Rioja), para quitarle a esta tamaño. Cataluña también ha hecho algo parecido al romper sus provincias en comarcas, para reducir la importancia administrativa de Lérida, Gerona y tarragona, las capitales. Por lo demás, España sigue siendo asimétrica a pasar del “café para todos”, Navarra y las vascongadas tienen una hacienda Pública separada, pero sus parlamentarios tienen derecho a influir con su voto en las políticas de gasto de toda España, a pesar de que no financian ese gasto.
En fin, en cuestiones territoriales nadie da puntada sin hilo…
MMM…Puede ser tu opinión que Vascongadas apoyara que Cantabria fuera una comunidad autonoma independiente por los motivos que citas… pero sí que existía ya entonces un sentimiento diferenciador del resto de Castilla, lo cual no impedía (ni impide) sentirse 100% españoles y mantener una estrecha relacion con Castilla. Porque, no olvidemos que si hablamos de comunidades históricas, Cantabria ya era una entidad perfectamente delimitada en la época del Imperio Romano, e incluso habria que añadir que Castilla es hija de Cantabria, por la expansión natural del reino hacia el sur tras la invasión musulmana.
Recomiendo la lectura de «Cantabria raíz de España», de Manuel Pereda de la Reguera, para profundizar más al respecto.
En mi opinión el régimen foral habría sido una buena solución para haber desactivado «el conflicto» vasco, desarmando dialécticamente al PNV, que vive del victimismo patológico de Sabino Arana. Se habría obligado al PNV a convertirse en un partido conservador «normal», de ámbito regional.
Esto supondría no haber creado la CAPV, es decir el gobierno «imperialista» de Vitoria, concediendo el fuero por separado a las tres provincias vascongadas. Este sistema funcionó durante siglos hasta las guerras carlistas, y los vascos siempre compartieron las empresas comunes de España.