Liberalismo, fascismo y comunismo

Este artículo sobre la Nueva Derecha (Nueva Derecha, ¿extrema derecha o derecha extravagante?) entra en la categoría de la filosofía política y no es fácil de leer para el profano, pero tiene algunas cosas interesantes que voy a reseñar.

Menciona una explicación sobre la muy distinta reacción de los liberales frente al nazismo (condena absoluta y repulsión infinita) y al comunismo (entendimiento relativo y tolerancia crítica):

En este sentido, Benoist no cifra la clave de la inconmensurabilidad nazi en la atroz singularidad del Holocausto. Más plausible le parece, en términos históricos, leer la alianza durante la II Guerra Mundial entre los demócratas occidentales y la Unión Soviética como la causa del crédito moral del comunismo. Crédito que coincide, recuerda Benoist, con el punto álgido del terror estaliniano.

Desde entonces, el comunismo instrumentaliza toda corriente antifascista, toda vez que en la segunda posguerra los comunistas dejan de identificar al capitalismo con el fascismo. Precisamente, siempre según nuestro autor, el mantenimiento comunista de tal equivalencia durante entreguerras trajo como consecuencia la toma del poder fascista, convirtiéndoles en corresponsables. En todo caso, a partir de 1945 se abandona dicho esquema para dar a paso a la estrategia propagandística y de autolegitimación, según la cual el comunismo es igual a antifascismo, lo que produce fundamentalmente tres efectos: la reubicación del régimen soviético en la órbita de la democracia; la conceptuación del nazismo como una ideología de derechas; y, por consiguiente, la catalogación de todo individuo de derechas como fascista en potencia.

Se propone que liberalismo, fascismo y comunismo son lobos de la misma manada:

A este respecto, el mismo Roger Griffin ha indagado en las genealogías modernistas del fascismo, explicando cómo en ciertos principios de la Revolución francesa y en las doctrinas de la Ilustración se encuentran constantes (optimismo profano, orientación hacia una «humanidad superior», nacionalismo, la misma clasificación racial de la humanidad, &c.) que serán recuperados por el fascismo. (…) Este perfil moderno del fascismo ya fue también comentado por el demonizado historiador E. Nolte quien, de acuerdo con su método histórico-genético (frente al politológico-estructural) considera que el liberalismo político, en lo que tiene de abierto y contradictorio, fue la matriz desde la que se desplegaron tanto el comunismo como el fascismo.

Paridos todos ellos por la nefasta –aunque con muy buena prensa, como el comunismo- Revolución Francesa, hija a su vez de la Ilustración:

Benoist interpretará el totalitarismo según los patrones de su propia perspectiva: la Revolución francesa prefigura la movilización de masas, el nacionalismo, la religión política o la centralización administrativa disolvente de las regionalidades. El liberalismo no puede articular una condena acabada del comunismo pues coincide con él en su objetivo escatológico de desembocar en un universalismo igualitarista, y sin resultar tan historicista, el utilitarismo que le informa sustituye todo mantenimiento de la tradición.

Los dolores de parto del liberalismo no son esencialmente diferenes de los de la sociedad comunista (El liberalismo, padre de todos los genocidios modernos y precursor del nazismo). Pero atención, porque el liberalismo es a su vez hijo del cristianismo:

La crítica a la modernidad se convierte bajo la óptica de la Nueva Derecha en un rechazo beligerante hacia la contribución del cristianismo a la historia de Occidente, y en un combate exhaustivo contra los valores del liberalismo económico y político, origen y resultado de aquella. Ciertamente, los intelectuales de la Nueva Derecha localizan en los conceptos de la metafísica cristiana la fuente de la que bebe la filosofía moderna, constituida como su trasunto secularizado. Aglutinando en la expresión de «igualitarismo universalista» el espíritu de la modernidad, detectan en el cristianismo la génesis de una mentalidad seriada y lineal que mediatiza matemáticamente sus relaciones con la naturaleza, pero también sociales, prefigurando un modelo de convivencia mecánico de alcance universal: el mercado.

Todo esto me lleva a que la política -convertida en la aplicación de un programa ideológico- debería ser el ejercicio del arte de la prudencia. Algunos responderán que eso es un concepto antiguo. Y tienen razón, es antiguo de la Antigüedad clásica. De Aristóteles en particular.

Aún no está dicha la última palabra (nunca será dicha la última palabra, pues no habrá «fin de la historia»). No sería de extrañar que este Occidente de políticas tan imprudentes como promover la homosexualidad en una situación de debilidad demográfica se fuera sin tardar mucho al basurero de la historia.

1 comentario

  1. Es muy interesante conocer a Alain de Benoist, su revista Nouvelle Ecole y Elements, ignoradas y boycoteadas por la gran prensa en España más que en Francia… Podemos estar de acuerdo en que
    comunismo y totalitarismos son hijos de la revolución francesa… No así de que el liberalismo sea hijo del cristianismo.. pues es conocido el libro «el liberalismo es pecado» y las condenas pontificias del mismo.

    Yo creo que el liberalismo económico o empresa libre es aceptable –hasta cierto punto: condena de la usura o del poder ilimitado el dinero– desde el punto de vista del Cristianismo. Lo que me parece hipócrita y falso es hacer creer que el comunismo y la «democracia» están más cerca del Cristianismo que
    por ejemplo el «nazismo». En mi opinión son totalitarias las filosofías que sacralizan la infabilidad de un libro, sea este el Coran, el antiguo Testamento, Das Kapital, o cualquier libro. Desde el punto de vista europeo-cristiano me siento más cerca de Homero que de Moisés y opino que el verdadero liberalismo es RESPETAR la libertad de opinar, sobre todo de
    nuestros PROXIMOS… ¿Y qué vemos en Europa? La satanización de las ideas que llaman «racistas» (por su connotación con el III Reich) y la condescendencia y complicidad con los talibanes y fanáticos del Coran, del Libro Rojo de Mao, del Anarquismo y de los jacobinismos anticristianos… Creo que la Nueva Derecha tiene parte de razón y la prueba histórica es de que se pasa por alto como algo sin importancia los cien millones de muertes que «EL LIBRO NEGRO»
    atribuye al «comunismo» y se insiste dia tras día en los famosos «seis millones», cifra que ha sido cuestionada por judios como Roger Garaudy (converso del comunismo al cristianismo y luego al islam) y otros autorizados judíos que no recuerdo. También se «olvida» que si bien hubo un pacto «Berlin-Moscu» en 1939, a la hora e la verdad quienes fueron
    aliados fueron USA, El Imperio Británico, el Imperio Frances(al margen de la Francia de Petain) y la URSS.
    Opino finalmente que la experiencia de los últimos 80 años demuestra que siempre hay una frontera entre el pensamiento PERMITIDO y el PENSAMIENTO prohibido o TABU. Yo realmente creo que es hipócrita la cita de «daría la vida porque mis enemigos se expresen con libertad», que creo se atribuye a Voltaire. La realidad es que es la cultura indoeuropea (desde India a Grecia y toda Europa) la que da muestras de mayor libertad y tolerancia .
    SALUDOS LIBERALES (Opino que liberalismo no es contrario a Cristianismo, que dijo La verdad os hará libres y sólo con libre albedrío hay responsailidad)
    Perdonad la extensión de este comentario…

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