Al menos ocho policías y empleados de la policía de Londres tienen vínculos con grupos extremistas, al Quaeda incluida. Se cree que algunos han estado en campamentos terroristas en Afganistán o Pakistán. No han sido expulsados del cuerpo porque la policía no tiene “motivos legales” para expulsarles. Alguno de ellos ha manteniendo el puesto de trabajo aunque lo han cogido distribuyendo vídeos de decapitaciones y minas de carretera. Argumentó que estaba tratando de promover debates sobre la guerra. En noviembre del año pasado se descubrió que uno de los miembros de un grupo de extremistas islámicos trabajaba como oficial superior en el Ministerio de Interior.
Se sospecha que la banda que puso las bombas en Londres recibió información de algún topo infiltrado en la policía, porque el segundo coche estaba aparcado en la zona donde se hubiera concentrado a la gente tras la evacuación de la discoteca.
Sin embargo, la policía está reclutando más y más miembros de las “minorías étnicas’ en respuesta a acusaciones de “racismo institucional”.
En lugar de ponerse firmes, y expulsarlos para evitar problemas (al fin y al cabo no son ingleses ni europeos)… ponen el culo para recibir más.