Es la sensación que me ha dado un artículo del pasado martes en El Mundo sobre un libro de un político socialdemócrata danés que reivindica los valores culturales de Occidente:
Ralf Pittelkow, autor de ‘Los islamistas y los ingenuos’, señala que Europa ha ido demasiado lejos en el multiculturalismo
BRUSELAS.- Es una tradición histórica, una costumbre mantenida por una comunidad durante siglos y ahora cuestionada para adaptarse a la convivencia con otras. Se trata de algo tan básico como la comunicación cara a cara, un valor que la sociedad europea apenas se atreve a reivindicar ante el velo musulmán. Y, mientras no lo haga ni con ésta ni con el resto de sus normas sociales, «los extremistas ganarán».
Eso defienden Ralf Pittelkow y Karen Jespersen, una pareja de socialdemócratas daneses autora de Los islamistas y los ingenuos, convertido en un best seller en Dinamarca, donde hace un año se publicaron las caricaturas de Mahoma que provocaron una ola de violencia contra empresas y símbolos europeos. En opinión de los escritores, los comentarios de Jack Straw sobre el velo como una forma de «separación» son «acertados» y «oportunos» sobre todo en Reino Unido, «donde el modelo de integración ha fracasado y es la viva demostración de que ‘dejad que hagan lo que quieran’ no funciona».
«¿Por qué debemos renunciar a una larga tradición como el hablar con alguien y poder mirarle a la cara? Es una costumbre, no es personal, sino cultural. Y este tipo de normas sociales básicas dan cohesión a nuestra sociedad», argumenta Pittelkow, que critica el islam radical como una nueva forma de «totalitarismo» -a la altura del comunismo y el nazismo por su intromisión en la vida personal- desde la izquierda, tradicionalmente tímida en este tema e incluso simpatizante de movimientos extremistas como Hamas e Hizbulá
En efecto, las críticas que le han caído al turcófilo Straw son más que elocuentes. El artículo también se refiere al reciente Nuevo escándalo de las viñetas:
La polémica se volvió a desatar el viernes con la emisión de un vídeo casero de una fiesta en un campamento del PP danés donde sus jóvenes militantes dibujaron caricaturas de Mahoma. Las imágenes ya están en varios sitios web y son excusa para que la Conferencia Islámica y el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ataquen la falta de respeto europea. El Gobierno danés, temeroso de nuevas amenazas contra sus ciudadanos y el boicot de sus productos, ha condenado estas caricaturas de inmediato.
Una imprudencia de las juventudes del partido del Pueblo Danés. Al enemigo se le combate, pero no se le ridiculiza así, al menos antes de tenerlo “cautivo y desarmado”.
Con todo, el desperetar de este politico socialdemócrata no es completa:
«Es exagerado pensar que estamos solos. Basta fijarse en la potencia que está ganando más poder y será el futuro, China, que no es un país religioso», asegura el político danés, quien, con cierto idealismo, confía en que inmigrantes, musulmanes o no, se acabarán convenciendo de las bondades del sistema nórdico, laico y democrático, en cuanto dominen la lengua, estudien en un buen colegio, consigan un trabajo estable y «puedan vivir el éxito de la sociedad europea, que está precisamente en sus libertades».
«Una sociedad islámica paralela romperá la europea» (de pago)
«El Islam es un sistema totalitario a la altura del comunisno y el nazismo»..
En mi opnión es más dañino que esos dos sistemas juntos.
Ni Hitler ni Stalin lograron que el «mundo libre» se autocensurara por no ofenerlos
Ni Hitler ni Stalin tuvieron jamás el exhorbitado número de infiltrados en territorio no conquistado (aún)
Sus Dictaduras eran sólo politico-económicas, el Islam es una dictadura de la «totalidad»
Hitler favoreció la investigación científica, el comunismo puso al 1er hombre en órbita, el Islam sólo produce religión, ni un solo avance significativo en 1000 años ha surgido de su seno.
En el mundo libre se alentaba la crítica a esos sistemas, ahora los islamistas cuentan con una legión de «tuercebotas» que les aseguran un cómodo nidito en el Occidente que quieren destruir.
Su amenaza no está a la altura del comunismo y el nazismo, la ha superado ampliamente, y en cuanto a la esperanza de integración de las jóvenes, la evolución de esas juventudes en Londres, Paris o Berlín no hace augurar un futuro mejor.
«confía en que inmigrantes, musulmanes o no, se acabarán convenciendo de las bondades del sistema nórdico, laico y democrático, en cuanto dominen la lengua, estudien en un buen colegio, consigan un trabajo estable y «puedan vivir el éxito de la sociedad europea, que está precisamente en sus libertades».
Este latiguillo ya lo he oído en Alemania. Parece que con aprender el idioma se produce un abracadabra, pero la realidad es que la tercera generación de los descendientes de inmigrantes musulmanes que sí habla la lengua, que sí ha ido a la escuela y que sí tuvieron oportunidades de surgir en el mundo occidental, son unos macarras mas intransigentes y prepotentes que sus padres y el germen del verdadero terrorismo islamico.
Muad, llevas razon esos dictadores por mas abyectos que fueran seguían siendo hijos y productos de nuestra civilización. Hijos mal paridos pero hijos nuestros. Los moracos son los hijos del Cucu y no sabemos que hacer con ellos.
Por si alguien no sabe que son los hijos del Cucú ,aclaro que esta ave que habita los bosques del Norte de Europa, no construye nidos propios sino que pone sus huevos en los nidos de otras aves. Como sus huevos y sus crías son mas grandes que las del ave que los cobija o madre adoptiva, esas crías terminan por matar de hambre o aplastando a las verdaderas crías de la madre de alquiler quien no da abasto y hasta a veces muere de agotamiento por alimentar unas crías que le doblan en tamanio.
Esa es la historia del Cucu y es, lamentablemente, nuestra propia historia.
El ave ponedora solo canta en el bosque su Cu Cu y nosotros no damos abasto en alimentarles sus hihjos y hasta les construímos relojes en su honor.
«Es exagerado pensar que estamos solos. Basta fijarse en la potencia que está ganando más poder y será el futuro, China, que no es un país religioso», asegura el político danés, quien, con cierto idealismo, confía en que inmigrantes, musulmanes o no, se acabarán convenciendo de las bondades del sistema nórdico, laico y democrático, en cuanto dominen la lengua, estudien en un buen colegio, consigan un trabajo estable y «puedan vivir el éxito de la sociedad europea, que está precisamente en sus libertades».
¿No son precisamente estos los que se menten en los aviones para estrellarlos por ahí?