De auxiliis: Escolástica salmantina, ley natural y otras inquisiciones.

¡Qué casualidad! Acabo de leer en el Catoblepas el texto “La polémica De auxiliis y la Apología de Bañez, en que se trata un tema al que nos hemos referido recientemente -el Origen de la idea de “derechos naturales”– y también guarda estrecha relación con la polémica que he mantenido en el blog de Kantor sobre el determinismo. Del determinismo y el “libre arbitrio” trató, precisamente, la polémica de Molina y Báñez.

Recomiendo la lectura del citado artículo encarecidamente. Además, ya que estoy de autocitas, voy a incluir también una referencia a dos temas igualmente relacionados con el artículo: Uno es “La Controversia de Valladolid”, otra de las polémicas filosóficas (y teológicas y antropológicas) más relevantes de la filosofía española. El otro es el “Elogio de la Inquisición“.

La Santa Inquisición no estaba formada por clérigos fanáticos y oscurantistas, ni se dedicaba a torturar y quemar herejes como nos la pintan, sino que, por el contrario, era capaz de mediar en debates filosóficos que aun hoy en día son relevantes. Y con un buen sentido que a veces se echa de menos en el presente. En este caso vemos que el Papa fue más prudente que con Galileo:

… Báñez denunció ante el Consejo de la Inquisición al P. Prudencio Montemayor y a fray Luis de León, quien en el mismo acto escolástico había salido en defensa del jesuita. Báñez los acusó del intento de introducir en las escuelas doctrinas temerarias y cercanas al pelagianismo. Y como resultado de esta denuncia, el Santo Oficio falló en contra del P. Montemayor, que fue obligado a abandonar la enseñanza de la teología, y de fray Luis de León, a quien se prohibió seguir defendiendo tal doctrina. De este modo, el premolinismo quedó prohibido en España.

Seis años después, en 1588, Luis de Molina publica en Lisboa su Concordia liberi arbitrii cum gratiae donis, divina praescientia, providentia, praedestinatione et reprobatione. Las ideas premolinistas toman ya forma sistemática en esta obra, cuya publicación intentaron impedir los dominicos, pero en vano, ya que la Inquisición portuguesa no había condenado el premolinismo, a diferencia de lo sucedido en España. La publicación de la Concordia supuso que el molinismo fuera ampliamente difundido y discutido. Pero los dominicos denunciaron la obra ante el Consejo de la Inquisición de España, alegando que contenía las mismas afirmaciones temerarias que ya se habían condenado en 1582. Por esta razón, los jesuitas, temiendo un nuevo fallo condenatorio, apelaron a Roma, ante el descontento de la Inquisición española y del propio Felipe II.

En 1594 Clemente VIII dispuso reservarse para sí la resolución de la causa al mismo tiempo que imponía silencio a los litigantes. No obstante, ante el descontento de Felipe II, Clemente VIII accedió a que las censuras de la Concordia se realizasen en España. La Apología de Domingo Báñez, que aquí presentamos, es la censura más importante de cuantas encargó hacer el Consejo de la Inquisición.

(…)

El 14 de febrero de 1602, comienzan en el Vaticano las congregaciones papales, de las que se celebrarían ochenta y nueve. Presidiendo una de estas sesiones, Clemente VIII sufrió un ataque que lo llevaría al sepulcro. Su sucesor en el solio pontificio, Paulo V, que mandó se reanudasen las disputas, finalmente, en 1607, dictaminó libertad para dominicos y jesuitas de defender su doctrina y prohibición absoluta de calificar de herejía a ninguna de ellas. Los jesuitas, exultantes ante el fallo, aclamaron a Molina victor y lo celebraron con festejos públicos, que incluyeron fuegos artificiales, músicas y corridas de toros.

Me encanta lo último: “lo celebraron con festejos públicos, que incluyeron fuegos artificiales, músicas y corridas de toros”. Desbordante alegría católica imposible entre los siniestros seguidores de Lutero y de Calvino. Por cierto, ¿sabíais que Galileo quiso venir a España cuando en 1612 empezó a ser perseguido en Roma?

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