Los precios de los alimentos siguen subiendo y están afectando a países que no habían sufrido hambre generalizada desde hacÍa tiempo, como Indonesia, Yemen o Méjico. Tras las últimas subidas de los precios, los grupos más pobres de población no disponen de renta suficiente para una alimentación suficiente.
Hay motivo: El precio de la soja ha alcanzado máximos históricos. Los del arroz y el trigo se han multiplicado por dos en el último año. Y según el Departamento de Agricultura de los EE. UU. estos precios altos se mantendrán en los próximos dos o tres años.
Y todo por el neoecologismo: una parte de la producción de alimentos se destina a la fabricación de biocombustibles. Menos alimentos destinados al consumo = mayores precios.
Esto del supuesto cambio climático es el socialismo del s. XXI, una nueva excusa para el intervencionismo estatal.