El canon bíblico llevó también a la homogeneización del judaísmo. Además, es importante señalar que en cada reforma judía ha triunfado la rama puritana y fundamentalista (si exceptuamos el cristianismo). Es la otra cara del impulso revolucionario que caracteriza a los judíos, como se había señalado antes. Sin embargo, esa bçusqueda de la pureza ideológica tiene lugar justamente en el período de la historia en que se desarrollan en la zona los imperios universalistas -primero el persa, después el griego, posteriormente el romano- lo que les traería grandes problemas con los vecinos y con el poder político (p. 96).
Los persas trataron muy bien a los judíos, les dieron facilidades para el regreso, autonomía política… la población se recuperó rápidamente y empezó a expandirse, a emigrar y a convertir a otros. El imperio alejandrino fue diferente. Los griegos siempre produjeron un excedente demográfico que se estableció por todo el mediterráneo, creando colonias comerciales y ciudades… La zona de Siria e Israel (Johnson dice Palestina, que aun no había sido llamada así…) fueron fuertemente helenizadas. La reacción del exclusivismo judaico al universalismo griego es un asunto de importancia (p. 97-98).
Las reacciones fueron varias. De una parte surgieron grupos rigoristas, incluso sectarios, como los esenios, que se fueron al borde del desierto. Algunos proponían solo la predicación, otros eran partidarios de usar también la espada. Por el contrario, los judíos de la diáspora aprendieron griego, que utilizaban diariamente, incluso tradujeron las Escrituras a este idioma. También en Israel se extendieron las tendencias helenizantes. Sobre todo en las clases altas. Entre ellos estaba el grupo de los judíos conservadores que aceptaba el dominio político griego, siempre y cuando pudieran mantener sus tradiciones. Entre ellos estaban los fariseos. Los fariseos crearon la “ley oral”, adaptándola a las circunstancias del momento, frente a los saduceos, que solo aceptaban la ley escrita, sin posibilidad de interpretación.
En Israel se produjo entonces un movimiento reformista, que pretendía impulsar la helenización, pero fracasó. Se trataba de universalizar el judaísmo y hacerlo compatible con el universalismo griego. Para ello empezaron con el análisis de la Escritura y La Ley que resultó en una crítica profunda de la irracionalidad de las prohibiciones (cerdo, desnudez) que impedían la convivencia, el uso de gimnasio, etc. (p. 100)
En 175 antes de Cristo, el rey seleúcida, Antíoco Epifanio, apoyó al partido reformista. Una de las claves de la reforma era el de la institución del templo, al que se podía considerar como una especie de banco nacional popular. Los reformistas trataron de aplicar los impuestos recaudados a actividades civiles en vez de sacrificios. En 167 fue abolida la Ley mosaica por Menelao, nombrado por Antíoco. Esto provocó una fuerte oposición. Los reformistas tuvieron que ajusticiar a algunos disidentes (pp. 102-3).
Se produjo un alzamiento popular liderado por Judas Macabeo. Pudieron expulsar a los griegos del área de Jerusalén y en diciembre de 164 antes de Cristo purificaron el Templo. Aun se celebra hoy este acontecimiento, es la Hanuka (p. 104), aunque la celebración es una invención farisea muy posterior.
«De una parte surgieron grupos rigoristas, incluso sectarios, como los esenios, que se fueron al borde del desierto.»
Un detalle: los que fueron a Qumrán eran sólo una escisión de los esenios, y despreciaban a todos los demás judíos incluyendo al resto de los esenios de los que se habían escindido.
AMDG:
Muchísimas gracias por estas traducciones, están muy buenas.
Jab, gracias. El libro está traducido al español.