En un pueblo había dos casas. Una de las casas pertenecía a una familia que durante generaciones había trabajado para mantenerla limpia y cuidada. En la familia todos cumplían con sus obligaciones; los padres trabajaban y criaban solo los hijos que podían mantener, a los que trataban de darles la mejor educación.
Al lado de esta casa vivía otra familia cargada de hijos que apenas podía mantener. Un día decidieron ocupar la casa de los vecinos. Algunos de los miembros de la familia primera protestaron, pero otros decían que era una buena idea, que tenían algunas habitaciones de sobra; además, su obligación era acogerlos. Tras producirse los primeros roces, como los primeros insistían en que no tenían porqué ceder su casa, los otros empezaron a llamarles racistas, fascistas y xenófobos.
El que tenga oídos para oír, que oiga.
…y el que tenga inteligencia para calcular que calcule el número de la bestia, porque es número de hombre…. sólo que ya no es la asumible cifra de 666 se acerca a los 1.200.- millones, claro que entre todos no hacen «un hombre» de verdad, pero que son muchos también es verdad.
Para mi esa parabola esta inconclusa… Y tras esos primeros roces la segunda familia degollo a la primera y se quedo con la casa y sus pertenencias.
Y podemos seguir… La segunda familia al no ser mantenida por la primera familia y contando cada vez con más hijos se hundió en la miseria y volvió al estado salvaje…
Mas claro, ni el agua…
Obvio, la estupidez es casi imposible de quitar … muchos siguen diciendo que es buena idea seguir aceptando este tipo de inmigracion dañina y terrorista ( porque hay de inmigraciones a inmigraciones)